lunes, 9 de enero de 2017

Golpe de realidad: R.Zaragoza 0 - Girona 2

El Girona, superior y con más recursos en la segunda mitad, frena en seco a un Zaragoza poco consistente.

El Girona asaltó La Romareda con una demostración de oficio y superioridad, sobre todo en la segunda parte, que deja a las claras que el Zaragoza está un escalón por debajo de ese enemigo y que tiene carencias estructurales, gran parte de ellas en la propia confección de la plantilla, que impiden mirar de verdad al ascenso directo, que tras la derrota se queda a nueve puntos de la segunda plaza, de la que ocupa precisamente el Girona. Aunque el ecuador de la Liga llegará en Tenerife el sábado, la meta zaragocista apunta al playoff, ahora a un punto, una conquista que tampoco parece sencilla porque el Zaragoza anda lejos todavía de ser un equipo regular y fuerte en su carácter competitivo.
La derrota se explica en que el adversario es superior en nombres y como bloque y fue mejor en La Romareda, donde ha ganado en sus tres últimas visitas, porque aprovechó bien todas las circunstancias que se dieron a su favor en el pleito, sobre todo en la segunda parte. A saber: la lesión de José Enrique, el despiste de la zaga en la falta que acabó en el gol de Fran Sandaza con Irureta como propicia estatua, la absurda expulsión de Cani y la debilidad en inferioridad de un Zaragoza a la desesperada para sentenciar por medio de una contra perfecta que finalizó Alcaraz.
En esos cuatro argumentos está un partido que es un claro golpe de realidad, de la realidad que vive este Zaragoza, un equipo que llegaba a la cita tras un parón navideño y dos victorias afortunadas, frente a Oviedo y Rayo, que no tuvieron una tercera consecutiva para frenar en seco la progresión en la tabla que llevaba el conjunto de Raúl Agné, superado también en esta ocasión por su colega en el banquillo, un Pablo Machín que cuenta cada año con mejores jugadores por la fortaleza económica del Girona pero que desde hace tiempo ha dejado claro su buen trabajo desde el banquillo. Parece que este año sí apunta a tener la recompensa del ascenso directo.
El Zaragoza vive para luchas menores a esa y ayer estuvo bien metido en el partido en la primera parte, donde el Girona se dejó dominar, aunque nunca pareció que el conjunto catalán no tuviera el gobierno del pleito. Con Valentín, de buena irrupción en la zaga, y con Xiscu y Lanzarote en las alas, dejando a Cani de enganche con Ángel, el Zaragoza se plantó bien en la presión y metió velocidad en su ataque. Un disparo de Xiscu, tras una buena acción de Cani y Lanzarote, y una cabalgada de Ángel que acabó en el larguero tras dar su remate en Alcalá fueron los avisos. No daría muchos más el equipo de Agné.
BAJóN ZARAGOCISTA / Y es que el Girona se empezó a imponer en la medular para que el partido se equilibrara y los dos equipos mostraran más intensidad que fútbol mientras La Romareda se desesperaba con Areces Franco, quizá sibilino en sus errores, pero no decisivo. El choque, eso sí, bajó mucho en el tramo final de la primera parte, con dos intentos, uno de Ángel y otro de Borja García, como únicas noticias antes de que Zapater se entretuviera demasiado tras una jugada entre Lanzarote y Xiscu.
La segunda mitad trajo solo peores sensaciones. El Girona decidió adelantar la línea de presión y su orden sacó los colores al pobre fútbol zaragocista. Por si fuera poco, Sandaza y Portu empezaron a aparecer con más peligro y el balón estaba cada vez más cerca de la portería de Irureta. Agné intentó evitar la caída metiendo más velocidad con Xumetra, provocando el enfado de Lanzarote, que siempre juega su partido, a su aire, aunque es cierto que quizá no era él quien debía salir. Dongou también entró para buscar más rapidez arriba.
Todo se precipitó después, se lesionó José Enrique, el Zaragoza se quedó mirando una falta de Borja García que prolongó Alcalá y que Sandaza, superando a Cabrera, mandó a la red, con Irureta, en su enésimo error del curso, pidiendo una falta.
Tras un penalti de Ramalho a Ángel que el árbitro pasó por alto, Cani vio la segunda amarilla para culminar un partido gris y, en superioridad numérica y en el marcador, el triunfo era imposible que se le escapara a un bloque tan compacto y con tantos recursos como el Girona. Lo cerró Alcaraz, a pase de Longo, dos de los tres cambios de Machín, otra señal a tener en cuenta sobre la distancia entre ambos equipos. La que hubo en La Romareda tras un golpe claro de realismo.
FUENTE: S. Valero (EL PERIÓDICO DE ARAGÓN)

No hay comentarios:

Publicar un comentario