lunes, 29 de mayo de 2017

El suplicio insoportable sin final: R.Zaragoza 1 - Rayo Vallecano 1

El Zaragoza, gris y miedoso, deja escapar otra ventaja ante un Rayo Vallecano superior y no sella la permanencia.


Otra vez, otra ventaja perdida, otros puntos por el sumidero en los últimos instantes cuando estaban casi en el bolsillo. El Zaragoza ha convertido en un terrible día de la marmota su temporada, un curso espantoso que cualquier zaragocista de bien solo desea que llegue a su final. Sin embargo, no logra este equipo miedoso y con tan poca alma ponerle el broche. Ayer lo tenía ya colocado, pero otra vez salieron a la luz sus miserias tras un partido donde el Rayo Vallecano fue mejor y tuvo más ocasiones y al final llegó un empate en una jugada que refleja a la perfección, con el gol sobre la bocina de Embarba, la pobreza de este equipo, despedido con una sonora pitada por su gente, que miró al palco en sus protestas.
El zaragocismo ha hecho un máster de paciencia, pero todo tiene un límite y esta vez expresó su enfado por ver a los suyos mendigando una permanencia en Segunda. Y ojo que es mucho aguantar cuando además el equipo se empeña en darle esta colección de disgustos sobre la bocina, cuando más duelen. Tiene la salvación casi cerrada, con 5 puntos de renta cuando restan 6. El Girona necesita un punto y al Zaragoza le vale con lo mismo. Parece fácil saber el desenlace. El problema es que ni para salvarse va a ser digno este Zaragoza.
Seguirá en Segunda, pero lo hará más por deméritos de los rivales que por los méritos propios, entre los que no está, sin duda, la capacidad para manejar las ventajas en el marcador. Hasta 27 puntos ha perdido en los 12 partidos que se puso por delante y no supo mantener la distancia, una barbaridad que refleja la pobreza de espíritu y la inconsistencia de un equipo al que César Láinez pudo levantar cuando iba rumbo a Segunda B, pero que con el paso de las semanas ha vuelto a mostrar su colección de miserias. Tres puntos de los últimos quince es la muestra evidente.
Ya se sabía que el calor iba a marcar el partido y el césped seco introdujo más problemas para un Zaragoza que continuó la línea de pobreza con el balón que ya mostró en Oviedo. El Rayo no tardó en dominar la medular y empezó a percutir por la banda de Álex Moreno y Ebert, donde Lanzarote no ayudaba lo necesario al siempre vulnerable Isaac.
Era un Zaragoza de escasa intensidad, con una presión desacompasada que hacia que el Rayo tocara cómodo, con Fran Beltrán, Jordi y Baena llevando la manija y con Ebert y sobre todo Embarba como amenazas junto al siempre incómodo Manucho. Dos remates de Embarba, uno al larguero, ambos a envío de Ebert y otro aviso de Manucho empezaron a desesperar a la grada, que veía a un Zaragoza impreciso y sin un ápice de capacidad en el medio para controlar el choque más allá de una intentona lejana y peligrosa de Pombo.
GOL AISLADO / Pero, cuando peor estaba el Zaragoza, se encontró con el gol, en una jugada de Isaac que Lanzarote convirtió en asistencia a Pombo, que no dudó a bocajarro para marcar en el minuto 22. Otra buena llegada por ese carril derecho puso el punto y final al peligro de los de Láinez, que suspiraban de alivio por la mala puntería del rival. Ebert tuvo dos ocasiones y Embarba rozó el gol con otro remate al palo para que al descanso la ventaja tuviera un cierto sabor ficticio.
Tras el intermedio, Láinez buscó más fortaleza atrás con Feltscher, también por el golpe de calor que sufrió Isaac. Sin embargo, Embarba, que ahora entraba por ese carril del venezolano, empezó asustando en dos remates que llevaron al técnico a apostar por Xumetra ante el cabreo de Lanzarote y de la grada.
Se la jugó Míchel con Javi Guerra para jugar con dos puntas y rozó el gol Edu Bedia en un gran remate de chilena. El Zaragoza seguía sin dominar ni un solo instante el duelo y no lograba sacar al Rayo lejos del área de Ratón, cuyo despeje en un córner casi propicia el gol de Baena.
Con Edu García por Edu Bedia para buscar más velocidad, la que tampoco tiene el habitualmente desafortunado Xumetra, el Zaragoza se plantó en el último cuarto de hora lleno de miedo y el Rayo se la jugó con la entrada de Cristaldo para cerrar con solo tres en la zaga. Manucho, una pesadilla por alto, aumentaba su colección de remates fallidos mientras el zaragocismo no veía la hora del final. Ángel, más desaparecido que de costumbre, no acertó en un remate que desvió Amaya y el Zaragoza dejó de nuevo para la recta final el circo.
Llegaron la colección de dudas y miedos, el balón quemando, la mala presión de Xumetra y el terrible despeje de Feltscher para que Lass asistiera a Embarba, que hizo justicia a los méritos rayistas y que clavó el enésimo puñal a una Romareda que explotó contra su equipo porque esta temporada es un suplicio de dimensiones estratosféricas.
FUENTE: Santiago Valero (EL PERIÓDICO DE ARAGÓN)

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