Un frágil Zaragoza cae ante un Reus ordenado y superior como bloque y vuelve a mirar con temor al descenso.
El Real Zaragoza sumó en Reus su segunda derrota consecutiva con César Láinez y vuelve a mirar con cierto temor al descenso. Quedan cinco jornadas, la renta es de cuatro puntos y ahora vienen enemigos de la zona alta, empezando por el Cádiz. Soltó un mal partido el Zaragoza en el Estadi Municipal, donde tuvo el balón, pero se fue diluyendo como un azucarillo, perdido en la red del rival, un equipo recién ascendido y de escaso presupuesto pero muy bien trabajado por Natxo González, más que probable nuevo entrenador del Zaragoza el próximo curso y que ayer demostró cuáles son sus argumentos para formar un buen bloque. El Reus, que ha encajado 25 goles y ha dejado su portería a cero en 16 choques, fue un jeroglífico indescifrable para los de Láinez.
La derrota aumenta la sensación de jarro de agua fría que ya supuso caer ante el Getafe, pero esta vez las sensaciones fueron peores. Al Zaragoza le da para lo que le da y, aunque es verdad que Láinez lo revitalizó, tiene males endémicos. Con el técnico es más competitivo, pero mantiene su fragilidad atrás, sobre todo en los costados, y tiene alarmantes bajones físicos y de consistencia.
Buscó Láinez la sorpresa con la entrada de Samaras por detrás de Ángel para que Ros y Zapater formaran el doble pivote, un retoque táctico (4-4-2), con Lanzarote y Pombo en los costados, que permitió que el Zaragoza mandara en los primeros compases, donde una buena llegada de Isaac, tras jugada de Lanza y un disparo de Ángel examinaron a Badía, que también demostró el porqué de su gran temporada.
Los movimientos interesantes de Samaras y la conexión entre Lanza e Isaac, de nuevo y van muchas veces mejor en ataque que en defensa, donde ganarle la espalda es muy sencillo, acompañados de una presión adelantada supusieron vías para encontrar la portería rival y Ros, a pase de Zapater, tuvo la mejor ocasión.
Sin embargo, el Reus fue sellando engranajes y su fortaleza como bloque se terminó por imponer. Folch cogió la batuta, Vitor Silva ganó protagonismo y Querol y Alberto Benito empezaron a desequilibrar. El lateral izquierdo, a pierna cambiada, fue un dolor de cabeza todo el partido, un jugador al que el Zaragoza lleva meses queriendo fichar. Otro que demostró los motivos. Un disparo del propio Benito despejado con apuros por Ratón fue el preludio del gol del Reus. Lanzarote se olvidó de Vitor Silva, Máyor le ganó la espalda a Marcelo y Querol, a bocajarro, se adelantó a Cabrera para marcar. Es difícil más errores en una jugada.
Querol, autor de cuatro goles con el Llagostera en Palamós en aquella noche negra, agrandó su leyenda y empezó a ser una pessadilla para un endeble y alocado Cabrera. En el último cuarto de hora del primer acto el Zaragoza quedó muy expuesto a la espalda de la defensa, lo que no aprovechó el Reus, y solo Samaras, con un remate a centro de Ángel, generó algo de peligro.
CAMBIOS OFENSIVOS / Láinez se jugó la carta de Cani por un desaparecido Pombo y la idea era juntar talento con Samaras y Lanzarote en la mediapunta para romper la red local. El plan no funcionó. Ni de lejos. El Zaragoza solo tuvo un cabezazo de Ángel y empezó a romperse como equipo, sin que Ros, fallón todo el partido, ni Zapater, que no podía tapar tantas vías de agua, lo evitaran.
El partido se puso para que una contra del Reus lo finiquitara, pero el conjunto catalán tiene un claro déficit en el gol. Querol le ganó la espalda a Cabrera y falló el gol con todo a favor. El Zaragoza necesitaba darle un giro al pleito y Láinez lo buscó con Xumetra porque Lanzarote ya andaba al borde del ataque de nervios y peleado con todo el que pasaba a su lado.
No cambió nada con el relevo y solo un remate de un ya agotado Samaras a centro de Xumetra inquietó a Badía. El balón era del Zaragoza, pero el Reus se defendía con orden y sin apuros, mucho menores con los cada vez más frecuentes envíos aéreos del Zaragoza, donde Olmo y Melli fueron dos rocas. Vitor Silva, tras una contra de manual con asistencia de Benito, tuvo el 2-0 y Láinez se jugó ya el todo por el todo con Edu García por Ros para juntar cinco futbolistas de ataque.
Pero solo una llegada de Ángel a pase de Xumetra pudo alterar el rumbo, aunque el canario tampoco estaba fino ayer. El Reus, con los cambios desde el banquillo y su buen posicionamiento, dejó que el reloj corriera, sumó el primer triunfo de local en la segunda vuelta, dio un paso de gigante para salvarse y metió el miedo a un Zaragoza que, por si fuera poco, perdió a Cani por una roja por protestar con vehemencia ante un López Amaya al que no mejoran los partidos. Sigue siendo un pésimo árbitro. Fue el final de un partido en Reus para olvidar.
FUENTE: Santiago Valero (EL PERIÓDICO DE ARAGÓN)
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