lunes, 12 de septiembre de 2016


Golpe sin defensa: Levante 4 - R.Zaragoza 2

El Levante desnuda las carencias atrás de un Zaragoza superado que nunca estuvo a la altura.

Un tremendo golpe, una bofetada de realidad fue la derrota del Zaragoza en el Ciudad de Valencia ante un Levante que desnudó todas las carencias defensivas del equipo, debilidades que ya se habían intuido en el arranque liguero y que ante un rival de mayor potencial, ante un enemigo que tiene calidad y pegada arriba, quedaron expuestas con toda su crudeza. El Zaragoza, que dejó el liderato, solo se sostuvo por la pierna izquierda de Lanzarote, autor de dos goles de falta directa. Nada más. Tuvo poca llegada, pero sobre todo fue una verbena atrás. Con ese sistema defensivo --ocho goles en cuatro partidos, siete fuera de casa-- el ascenso es una utopía. Sin ninguna duda.
Es verdad que el Zaragoza no se va a encontrar otros enemigos con la calidad de Morales, el mejor del partido, Espinosa, Jason, Campaña, Roger o Insa y que la plantilla del Levante puede ser la más fuerte de la categoría en su zona ofensiva y en la medular. Y no es menos cierto que el presupuesto global granota va a doblar al zaragocista, por lo que ha tenido muchos más recursos para elaborar ese equipo. Sin embargo, eso no esconde un ápice el lamentable partido que soltó el Zaragoza en el Ciudad de Valencia, un encuentro en donde fue un coladero y en el que dejó que el rival llegara con facilidad a las inmediaciones de su área y, allí, en la película de terror que fue su zaga, cayeron cuatro y pudieron ser muchos más. Un drama absoluto, vamos.
MAL INICIO
La solución pasa, claro está, por poner a punto a José Enrique cuanto antes y por rezar para que Cabrera no coja demasiados resfriados. Eso, de principio. Irureta sigue siendo un flan y Bagnack corroboró en Valencia su debut copero. Incluso estuvo a punto de hacerse otro gol. Los laterales confirmaron que tampoco están para mucho, Morales entró por el ala de Isaac como cuchillo en mantequilla, mientras que Casado no mejoró prestaciones ante Jason.
El partido, además, no engañó a nadie. Desde el primer minuto. Fue pitar Medié Jiménez y ver a un Levante mandón, con otra velocidad, y a un Zaragoza acomplejado. Morales, tras una dejada de cabeza de Roger, se fue de Isaac y su remate lo rechazó Irureta para que Jason maraca a placer. El gol, a los tres minutos, trajo un mar de dudas. Bagnack se mandó un balón al palo tras una gran jugada de Morales, desatado e imparable.
Pero el Zaragoza, sin nada, encontró oro. Lanza selló un golazo de falta que pudo revivir al equipo, pero era imposible dar vida a algo muerto. Lo era con una defensa atrasada, con Wilk y Zapater sin ser capaces de ganar la batalla en la medular y sin las necesarias ayudas de los jugadores de arriba. El Levante tocaba con facilidad, sin oposición y las ocasiones caían. Bagnack y Casado decidieron ser espectadores de una combinación entre Jason y Pedro López, cuyo centro lo mandó Roger a la red de cabeza.
El Zaragoza trató de levantarse con un par de detalles de Cani y con el amor propio de Zapater, pero era incapaz de dar tres pases seguidos y el Levante no tardó en volver a hincarle el diente. Por la banda de Isaac, sin ayuda de un Xumetra que ayer jugó por el carril diestro dejando a Lanzarote el zurdo, Abraham, cedido por el club aragonés, puso un balón perfecto tras un pase de Morales y Campaña remató sin oposición, ninguna por cierto, de Bagnack.
La segunda parte no trajo cambios de inicio, salvo que Fran mejoró un poco el nivel de Isaac, lo que no era difícil. Irureta, en su enésimo ataque de nervios, no atajó un centro de Abraham, pero Roger falló un gol cantado antes que una combinación entre el propio Abraham, Espinosa y Morales acabara en un penalti por mano de Marcelo Silva que no fue. Ahí Medié se sumó al carrusel de errores del Zaragoza. Roger no falló. Con 4-1, Milla retiró a Bagnack para que fuera Wilk central, un cambio positivo dado el nivel del camerunés y saltó al campo Javi Ros, que también trajo una mejor sintonía con el balón. Lanza se sacó otro conejo de la chistera con una falta escorada en la que sorprendió a Remiro para dejar claro que esa zurda es un tesoro.
Sin embargo, el Zaragoza no aprovechó tampoco ese gol, el 4-2, para soñar con una remontada en los últimos 20 minutos. No estaba para nada el equipo de Milla ayer. Juan Muñoz se unió a Ángel arriba, pero hizo la guerra por su cuenta y el Levante bajó el pistón lo suficiente para que Irureta solo tuviera una última mala salida, a centro de Montañés, otro exzaragocista.
Xumetra y Ángel, en sendos remates horribles, pudieron acortar distancias, poner más cercanía en el electrónico y algo de emoción en el campo. Hubiera sido injusto, porque el Levante, un buen Levante, fue muy superior al Zaragoza y mereció de cabo a rabo una victoria que deja al equipo de Milla con una clara visión de la realidad, con la constancia de que su sistema de contención necesita una mejora urgente. Si es posible con lo que hay, claro. La derrota, sin duda, es un bofetón de realidad.
FUENTE: S.Valero (EL PERIÓDICO DE ARAGÓN)

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